viernes, 4 de julio de 2014

Historia de la Homosexualidad: China imperial

Muy buenas a todo el mundo.

Haru-chan ha vuelto, no sin antes pedir disculpas (cada vez que escribo una entrada pasa igual, debe de ser una maldición XD) A pesar de que es verano, nuestro número de entradas sigue siendo escaso, pero somos de la opinión de que las entradas deben hacerse de calidad o no hacerse, por eso, aunque con un considerable retraso, traigo una entrada que tenía pendiente. Me refiero a una entrada sobre la historia de la homosexualidad en la antigua China, la cual llevo con la intención de hacer desde que hable sobre la intolerancia de la China actual con respecto a la homosexualidad.

Lo cierto es que, como ya aventuré en mi entrada anterior, la homosexual siempre había sido muy común en toda China antes de la revolución comunista. Hablar de este tema no me resulta difícil, pues durante cientos de años no fue ni mucho menos un tabú y la información de la que disponemos es extensa y a diferencia de otras sociedades de las que he hablado como la griega y la romana sobre todo, la homosexualidad femenina también estaba muy presente.

Podemos comprobarlo a través de numerables citas en registros históricos, textos antiguos y la literatura china como la novela de la dinastía Qing (1644d.C.-1912 d.C) “Sueño en el pabellón rojo”, donde se describen detalladamente las relaciones sexuales de los personajes masculinos, tanto heterosexuales como homosexuales. Y encontramos también ejemplos numerosos en la poesía en los que el autor se ha mostrado expresándose como una mujer al hablar de un camarada suyo o de un rey al que sirve.

No falta, por supuesto, los relatos eróticos entre los que destaca la obra Bian er Zhai (Gorra en lugar de horquilla o La horquilla femenina bajo la gorra masculina), una serie de cuatro historias de cinco capítulos cada una en la que se describe la pasión y la seducción. La primera historia, Crónica de un amor leal, trata de un profesor de veinte años que va tras un alumno de quince y de un grupo de jóvenes sirvientes. En otra, Qing Xia Ji (Memoria de un héroe apasionado), el protagonista, Zhang, un valiente soldado que tiene dos esposas guerreras es seducido por su joven amigo Zhong, una situación inusual ya que lo corriente era que el hombre mayor fuera el que tomara la iniciativa.

La homosexualidad, de hecho, fue tan común, que se ha podido comprobar que prácticamente todos los emperadores de la dinastía Han (206 a.C.-220 d.C.) tuvieron amantes de su mismo sexo, normalmente catamitas (jóvenes adolescentes que normalmente ejercían la función pasiva)

A este tipo de amor se le solía denominar “Amor masculino” o “Placeres del melocotón mordido” nombre que viene de una leyenda de la dinastía Zhou (1050 a.C.-256 a.C.) que cuenta que hacia el año 500 a.C., el favorito del duqeu Ling de Wei, Mizi Xia, le ofreció un melocotón que él había mordido y el duque lo consideró como un gesto que servía para demostrar el amor de su amante.

Otro nombre que se le dio también fue “la pasión de la manga cortada” por una anécdota que a mi sinceramente me encanta, en la cual se dice que el emperador de la dinastía Han, Ai Di, cuyo verdadero nombre era Liu Xin, se cortó la manga de su traje de seda, dado que su amante reposaba sobre ella y no deseaba perturbar su sueño.


Así pues, la homosexualidad era algo común y bien admitido en la sociedad, siempre que no se descuidasen las funciones que doctrinas como el confucionismo imponían como el deber de casarse y engendrar hijos varones, sin que esto sea restricción para tener todo tipo de concubinas o amantes del mismo sexo.

Por su parte, el taoísmo establece que hay que mantener un equilibrio entre el yin y el yang, las energías masculina y femenina respectivamente. Se cree que en las relaciones sexuales, el hombre se descarga de yang y se carga de yin de la mujer y viceversa, estableciéndose la armonía. Por el contrario, en una relación homosexual ambos hombres se descargarían de yang sin recargarse de yin, lo que al final llevaría al agotamiento y la enfermedad. No es el mismo caso en las relaciones lésbicas, por considerar que el yin es inagotable, y por tanto no habría pérdida de energía. Sin embargo, también se cree que los hombres además de yang tienen su propio yin, al igual que las mujeres su propio yang. La homosexualidad se explicaría como aquella persona que tiene mayor energía del sexo contrario de lo habitual, por lo que no se considera como algo antinatural, sino que se cree que los homosexuales son personas más equilibradas en su naturaleza que el resto.

Ya lo ven, la homosexualidad, ya sea masculina o femenina, distó mucho de ser repudiada u ocultada en la antigua China y los estudios apuntan a que fue muy común en las dinastías Song (960 d.C.-1279 d.C.), Ming (1368d.C.-1644d.C.), y en la primera parte de la Qing (1644d.C.-1912 d.C).

Después de tales revelaciones creo que sería bueno aplicar a China la frase hecha de “¡quién te ha visto y quién te ve!”, ayer tan permisivo y hoy tan intolerante. Sorprende que estemos hablando del mismo lugar en el que en la actualidad a los homosexuales incluso se les aplica descargas eléctricas.

Nosotros (al menos algunos de nosotros) presumimos de ser descendientes de nobles europeos, pero sin embargo debemos avergonzarnos de nuestra intolerancia demostrada en la Edad Media y Moderna, mientras que en China debieran presumir de su tolerancia con respecto a la homosexualidad en vez de negarla como hacen ahora.

Mirar al pasado de vez en cuando para tomar ejemplo de ciertas cosas no es una mala práctica. ¿No os parece?

Me despido hasta la próxima entrada. Sed felices ^^